Regímenes de la Mirada: la crisis y los rostros de la migración
¿Qué imágenes vienen a nuestra mente cuando pensamos en la “crisis migratoria”? ¿Qué patrones perceptivos generan y reproducen esas imágenes? ¿Cómo se visualiza y construye al sujeto migrante? En un mundo cada vez más digitalizado, han proliferado breves pero impactantes registros visuales en redes sociales como Tik Tok e Instagram, que revelan los riesgos y desafíos que enfrentan quienes se ven obligados a migrar hacia los Estados Unidos. Este artículo analiza el impacto de estos registros creados por los propios migrantes, explorando cómo sus vivencias personales contribuyen a visibilizar las complejas experiencias migratorias, en contraste con las representaciones simplificadas que otros medios continúan reproduciendo.
Tal y como argumenta Christine Bischoff en su ensayo “Migration and the Regime of the Gaze”, la visualidad es omnipresente en la cultura contemporánea. Nada escapa a la mirada, pues las imágenes no solo transmiten ideas y experiencias, sino que también tienen la capacidad de configurarlas y transformarlas. Esto se vuelve evidente en los últimos años, con la proliferación de imágenes que documentan el flujo migratorio, lo que ha desencadenado un choque entre diferentes regímenes de la mirada (Bischoff 28).
Por un lado, la mirada hegemónica de políticos y medios estadounidenses hace hincapié en términos como “crisis,” “caravanas” y “oleadas” para informar sobre el desplazamiento masivo de migrantes. El uso de estos términos no es neutral, ya que refleja un régimen de la mirada que a menudo busca intensificar la representación estereotipada del migrante, no solo como criminal o invasor, sino también como víctima. Esta mirada no se basa en la aceptación del otro por lo que es, sino en la imagen que se ha construido de su alteridad. En palabras de Bischoff:
The issue of migration in the mass media has not suffered from a lack of visibility in the last few years. However, in the context of media it is primarily linked to the concept of “otherness,” which in turn is understood primarily as a cultural difference. The migration scholar Mark Terkessidis argues that Otherness is often used as a backdrop for discussing globalization processes and carrying out the consequent conflicts. (22)
Las formas mediante las que percibimos la migración también están asociadas con los mediadores de imágenes, como la prensa, la televisión y las ONGs, que suelen operar bajo dos enfoques principales. El primero retrata la migración como un problema explícito, presentando a los migrantes como una masa de cuerpos indistintos que amenazan la seguridad social. El segundo enfoque, quizás más común entre las ONGs, resalta imágenes de migrantes en situaciones de extrema vulnerabilidad, enfatizando el sufrimiento físico y el dolor del viaje con el objetivo de crear una apariencia de autenticidad. Sin embargo, este tipo de representaciones no revelan la historia personal de los migrantes, sino que se orientan hacia la creación de una “estética de la compasión.”
La lógica detrás de esta estética es bombardear al espectador con imágenes de sufrimiento, buscando generar una respuesta emocional que induzca a una mayor “preocupación”. Sin embargo, como advierte Susan Sontag en su estudio Regarding the Pain of Others, el sufrimiento convertido en espectáculo tiende a volverse repetitivo, lo que desensibiliza al espectador, diluyendo el impacto emocional a medida que estas narrativas se tornan comunes. Aunque los fotorreporteros que colaboran con estas organizaciones capturan tanto imágenes grupales tomadas a distancia como primeros planos individuales, sigue existiendo una dualidad en la representación del migrante: una mirada superior y distante que observa a las masas desde arriba, y otra que se acerca demasiado al cuerpo del migrante, enfatizando el dolor sin profundizar demasiado en la complejidad de su historia personal.
En este marco de dualidad, ya sea que se represente al migrante como víctima o como enemigo, subyacen intereses políticos que moldean los procesos de significación en la imaginación social. Frente a esto, en los últimos años se ha revelado una tercera mirada, una mirada subalterna que se presenta en primera persona, acompañada por la inmediatez y la accesibilidad de lo digital, lo que permite dar cuenta de la urgencia de las experiencias migrantes dado que posibilita la narración, la edición y la difusión de historias personales de quienes han sido desplazados. Según Alice Catie en su ensayo “The Vulnerable Gaze of the Migrant”, esta mirada subalterna se basa en narrativas y testimonios en primera persona, que les dan a los migrantes el espacio para hacer oír sus voces y representarse a sí mismos, permitiéndoles así expresar y ejercer su agencia en la construcción de sus propias imágenes.
Un ejemplo claro de esto son los videos que capturan la travesía de quienes han sido desplazados y se difunden a través de las redes sociales. Estas grabaciones cada vez más comunes en plataformas como TikTok o Instagram, reflejan la realidad de las migraciones forzadas. Sobre todo, a partir del año 2021, en la red social TikTok se hicieron virales los relatos que tratan la situación migratoria de cubanos, venezolanos y nicaragüenses, dada la urgencia que singulariza este tipo de desplazamiento. Una muestra de esta mirada subalterna la vemos en el video al que se refiere este artículo,[1] el cual corresponde al número 58 de la travesía de Alex Ruiz, un migrante venezolano que en el año 2022 documentó mediante el uso de la red social TikTok su recorrido desde Venezuela hasta su llegada a los Estados Unidos (EE. UU.). El video captura su paso por Tapachula, mientras buscaba unirse a la caravana de migrantes que, para ese mismo año, intentaba cruzar la frontera sur entre México y EE. UU.[2] Si bien el video muestra espaldas anónimas en movimiento y un par de patrullas de la municipalidad en un segundo plano, son los gritos de estos migrantes y el propio rostro de Alex Ruiz los que revelan una experiencia colectiva que combina el terror y el optimismo de la travesía migrante. El grito inicial de Ruiz “¡Hemos alcanzado la caravana, mi gente!” transmite un júbilo que va más allá de simplemente anunciar el encuentro con la caravana; de hecho, lo que parece enfatizar es el logro de la supervivencia.
En el video vemos que ese momento de júbilo, ahora eterno gracias a la cámara integrada de un smartphone, se combina con apenas unos pocos segundos de pánico. Esto lo notamos cuando el grito inicial se confunde con otra voz sofocada por la misma urgencia: “¡No grabes, no grabes!”; lo que muestra emociones en extremo opuestas, una marcada por la euforia intensa de la supervivencia y el impulso por registrar el momento, y otra por el temor ante la posibilidad de ser descubiertos. Esta combinación de emociones genera una narrativa que resalta la complejidad de la experiencia migratoria, reflejando la urgencia de la migración forzada y lo que representa el fenómeno migratorio a nivel subjetivo. Ruiz también nos muestra su rostro mientras corre para alcanzar la caravana; aunque exhausto, su expresión refleja la determinación y el desafío del cruce. Al mostrar su rostro, se convierte en un actor activo y participativo en la narración, producción y propagación de su propia historia. Este acto de autorrepresentación no sólo humaniza la migración, sino que también añade una dimensión personal y reflexiva a la narración, profundizando la conexión entre el espectador y la experiencia del migrante.
Videos como los de Alex Ruiz funcionan como nuevas formas del género testimonial que evidencian la presencia de ser migrante en el mundo a través de su difusión en las redes sociales, mostrando así otra perspectiva de la llamada “crisis migratoria”. Sin embargo, debido a la omnipresencia de la cultura mediática, la condición del migrante se sigue moldeando y caracterizando según los cambios en el discurso político. Esto demuestra que la percepción de la “crisis” depende de quién la instrumentaliza. Es así como las miradas hegemónicas de la migración no solo han ido simplificando la experiencia migratoria, sino que también ha desestimado las vivencias individuales y la diversidad de las personas que migran. Ante esto, habría que comenzar a considerar críticamente la mirada subalterna, que busca dar voz y rostro a la migración.
[1] El video presentado en este artículo, publicado por su creador, es de acceso público.
[2] Video location: Tapachula. 2021. Alex Ruiz. From: TikTok. Ruiz, Alex (@alexlamaestriaoficial). “Logramos alcanzar la caravana” TikTok 2021.
About the Author
Ligia Gonzalez is a PhD student at the University of Maryland, originally from Venezuela. Her interests lie in Latin American Literature and Culture, Digital Humanities, Transmedia Narratives, Migration processes, Memory Studies, Border Studies, Literature and Exile, Virtual Realities, Language and Activism, and Venezuelan Studies.
Obras Citadas
Cati, Alice. “The Vulnerable Gaze of the Migrant: Eye-Witnessing and Drifting Subjectivity in Documentary Web Series.” Alphaville: Journal of Film and Screen Media, no. 18, 2019, pp. 54–69, https://doi.org/10.33178/alpha.18.05.
Bischoff, Christine, et al. “Migration and the Regime of the Gaze: A Critical Perspective on Concepts and Practices of Visibility and Visualization.” Migration: Changing Concepts, Critical Approaches, 2018, pp. 21–44, https://doi.org/10.1515/9783110600483-003.
Ruiz, Alex (@alexlamaestriaoficial). “Logramos alcanzar la caravana” TikTok 2021, https://docs.google.com/presentation/d/1iK3McH_qQwa3axO1fwa-avUjhNbMekpJsx37Z-vtCvk/edit#slide=id.p
Sontag, Susan. Regarding the Pain of Others. 1st Picador ed., Picador, 2004.