Fronteras Imaginadas de la Ecología

Nubes en el páramo de Ocetá, Municipio de Mongua (Boyaca, Colombia).  Abril de 2019, Felipe Villegas. Copyrigth Banco de Imagenes Instituto Alexander von Humboldt, Colombia


Los límites hacen parte de la condición humana, nos han sido culturalmente impuestos desde muchas dimensiones; límites espaciales que definen nacionalidades, biomas, predios; límites temporales, que determinan eras geológicas, épocas, generaciones, modas; límites ideológicos que nos determinan como demócratas, monárquicos, anárquicos y que en política se traducen en ser de centro, de izquierda o de derecha. Pero en nuestro constructo cultural actual, hay muchos más límites como el de las preferencias sexuales; hetero, homo, queer, fluido, etc., o el de las apetencias alimenticias: omnívoro, carnívoro, vegano, crudívoro y una cada vez más amplia gama de particularidades.

Y aunque se entiende su conveniencia para el ordenamiento económico, social, cultural y ecológico, resulta siempre insuficiente porque no somos una cosa o la otra, sino un poco de cada una de ellas. El concepto “límite”, es por tanto amplio y profundamente interpretativo, con implicaciones desde las disciplinas involucradas en cada caso.

Desde nuestra formación profesional como biólogos marinos, pretendemos revisar el concepto “límite”, para la ecología y algunas de sus ciencias instrumentales, como la cartografía, la geomática y la genética, visitando sus implicaciones en otras dimensiones sociales y económicas. Y en un contexto temporal determinado, que es el actual del Antropoceno (Crutzen et al, 2000), en el que se determinan tránsitos de paradigmas culturales y disciplinarios relevantes, en contextos de alta incertidumbre (UNDP, 2023).

A pesar de los avances en la cartografía, no hay límites definitivos entre los sistemas ecológicos (ecosistemas), sino en el mejor de los casos franjas de transición, en la que estos sistemas por ser abiertos y dependientes al flujo de materia, energía e información entre ellos, formulan áreas probabilísticas de cambio de la estructura, composición y funcionalidad de los elementos que los constituyen en una gradualidad de conversión espacial y temporal entre una cosa y otra.

Un ejemplo de ello es la transición entre el bosque alto andino y los páramos, en los que al aumentar la altitud en el orobioma intertropical, disminuir la temperatura y la presión atmosférica, el dosel de los bosques se va achaparrando, las hojas de los árboles se achican para evitar la pérdida de calor, y van dando paso paulatino a estructuras de arbustales y de herbazales, hasta convertirse en el paisaje de páramo más tradicional de frailejones, chusque y de otras hierbas mejor adaptadas a esas condiciones climáticas. En aparente oposición, quizá el caso más evidente de tránsito ecosistémico abrupto es el existente entre ecosistemas terrestres y ecosistemas acuáticos (marinos o dulceacuícolas), que está definido por el límite de las aguas. No obstante, incluso esta delimitación es apenas instantánea, porque vista desde la perspectiva temporal, en el régimen circadiano existen las mareas y en el régimen hidrológico anual están los pulsos de inundación, que hacen que incluso este límite no sea suficientemente explícito y permanente.

Para atender este contexto de dependencia ecológica de lo espacial y lo temporal, en cartografía se define la escala como el instrumento de control de las variaciones. Los límites que plantea un mapa, por ejemplo de ecosistemas, tienen una representación cartográfica de acuerdo a la escala de las variables que los determinan. Es así como un mapa en escala 1:100.000, debe ser entendido como que cada milímetro representa 100 metros, y por tanto una línea de 0,1 mm, en esta escala realmente representa una franja de 10 m de transición entre los ecosistemas circunvecinos. Esta acepción de escala es consecuente con el mecanismo geomático más reciente de “resolución”, derivada del uso de sensores remotos, que permite desde el espacio exterior (satélites) y del espacio interior (drones y aeronaves tripuladas), capturar la respuesta espectrográfica de los diversos componentes del territorio evaluado, en el que de acuerdo a la capacidad de discernimiento, flujo y almacenamiento de información del sensor, se definen unidades homogéneas a partir del promedio de las diversas respuestas.

Ahora bien, sin pretender teorizar sobre geomática, preocupa la banalidad que se ha construido alrededor de la interpretación de estas tecnologías, que permite a los usuarios de los sistemas de información geográfica, hacer acercamientos (zoom in) y alejamientos (zoom out), indiscriminados entre las diferentes escalas, de manera que se pierde la rigurosidad cartográfica de los mapas que  construidos en determinada escala, pero leídos, desde otra, deforman el objeto de análisis cartográfico.

Es así como, por ejemplo, en Colombia, el país que tiene la mayor proporción planetaria del ecosistema de páramo (IAvH, 2014), en la delimitación para el manejo y la conservación del ecosistema que desarrolló el instituto Humboldt (Sarmiento et al, 2014), las autoridades ambientales y los organismos jurisprudenciales, mantienen posturas erróneas de que el límite entre páramos y bosques altoandinos es una línea y no una franja, generando ambigüedad en la administración ambiental de dichos ecosistemas estratégicos (Montes, 2018).

En síntesis, podríamos proponer que no hay límites explícitos universales, en términos de las ciencias naturales, sino que estos están en dependencia de las escalas espaciales y temporales, que sean usadas para su expresión cartográfica, y que estos tampoco deben ser entendidos como realidades objetivas, sino apenas como representaciones mentales, más o menos ciertas de acuerdo a los modelos y las escalas a partir de las cuales estas han sido generadas.

En las ciencias biológicas, hay principios que pueden suponer límites inviolables, ya no en términos geográficos, sino desde la perspectiva genética. Ejemplo de ello son los límites entre las especies, determinados por su capacidad reproductiva, pero que la hibridación determina excepciones. Ya no solo las más conocidas entre burros (Equus africanos asinus, Linnaeus, 1758), y caballos (Equus ferus caballus, Linaeus, 1758), que configuran organismos híbridos no reproductivos como las mulas, sino también entre las especies de homínidos, que coincidieron en el tiempo y espacio y que recientemente han dado lugar al reconocimiento de la hibridación entre Homo sapiens y H. neardenthalensis, e incluso H. denisoviensis.

De manera que esta mezcla de genes, de diversas especies de homínidos, pone en duda los límites genéticos, pero también concepciones tan en boga, como la xenofobia, en la que actualmente ya no hablamos de especies de homínidos diferentes, sino apenas de gentes de la misma especie híbrida, con orígenes diferentes. Una especie más empática que competitiva, pero con alta capacidad de cambiar su entorno, que tendría que dar particular atención a los límites planetarios planteados por el centro de resiliencia de Estocolmo (Rokstrom et al, 2009), en la medida que tenemos apenas este espacio vital.

La humanidad, en su intento de administrar el territorio y la biodiversidad, pretende límites que son ambiguos, relativos y muchas veces inconspicuos, apenas para validar prevalencias culturales y administrativas. Entonces, qué tal si más que límites y fronteras, prevaleciéramos visiones de franjas de encuentro, y que, porque compartimos buena parte del mismo ADN, con el resto de la vida en el planeta, somos otra de las muchas especie que pueblan este espacio-tiempo, con los mismos derechos y obligaciones.

Biografía

German Corzo, es biólogo marinos y candidato a PhD, en Conservación y Restauración de ecosistemas por la Universidad de Alicante, España. Actualmente es investigador principal del Instituto de Investigaciones biológicas Alexander von Humboldt a cargo de temas sectoriales en el centro de soluciones basadas en Naturaleza y autor de multiples artículos y libros.

Referencias

Andrade G. I., M. E. Chaves, G. Corzo y C. Tapia (eds.). 2018. Transiciones socioecológicas hacia la sostenibilidad. Gestión de la biodiversidad en los procesos de cambio en el territorio continental colombiano. Primera aproximación. Bogotá: Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt.

Crutzen, P. J. y Stoermer, E. F. (2000). «The Anthropocene'». Global Change Newsletter 41, 17-18.

Montes Cortés, C.  (2018). Los páramos como ecosistemas estratégicos. Dimensión jurídica y política de protección. Universidad Externado de Colombia, 2018.

Rockström, J., Steffen, W., Noone, K., Persson, Å., et.al. (2009). “A safe operating space for humanity”. Nature 461: 472-475.

Sarmiento, C. y P. Ungar (Eds). 2014. Aportes a la delimitación del páramo mediante la identificación de los límites inferiores del ecosistema a escala 1:25.000 y análisis del sistema social asociado al territorio: Complejo de Páramos Jurisdicciones – Santurbán – Berlín Departamentos de Santander y Norte de Santander. Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt.

UNDP. (2023). Human Development Report 2021/2022. Uncertain times, unsettled lives: Shaping our future in a transforming Word. New York.

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